"Ser o no ser"
- paorpacas
- 7 oct 2020
- 4 Min. de lectura
Hace unas semanas, estuve platicando con una súper amiga a la que le había perdido la pista hace unos meses. Al contarle sobre Volare, se emocionó muchísimo: “¡Qué proyecto más chivo!”, me dijo. Y luego, me hizo una pregunta que me dejó pensando mucho, ya que precisamente hace referencia a la piedra angular de Volare. Mi amiga me preguntó: “¿Cómo encaja la salud mental? ¿Es algo que define tu vuelo y lo hace diferente al de otras personas, o es simplemente una parte de tu vuelo?” Cómo siempre, mi amiga haciendo las preguntas correctas.
Ella no es la primera persona en preguntarse qué tanto o de qué forma la salud mental impacta a la ruta de vuelo de las personas; es más, me atrevería a decir que muchas de las personas que en algún momento hemos vivido una dificultad emocional, o relacionada a la salud mental, nos lo hemos preguntado. Que haya tenido depresión, ¿significa que soy depresiva? Que me sienta ansiosa todo el tiempo, ¿significa que soy neurótica? Que mi primo haya tenido un episodio maníaco, ¿lo hace un bipolar? Todas estas preguntas son un intento de comprender qué tanto nos definen los trastornos mentales, y qué tanto poder tienen para direccionar la vida que nos queda por delante.
Una de las frases más conocidas y más relevantes en la literatura fue escrita por William Shakespeare en su obra Hamlet : “ser o no ser… esa es la cuestión”. Esta frase expresa la duda existencial de Hamlet, que se abre a la posibilidad de que el ser humano es más que el rol al cual ha sido “destinado” por la suerte. De la misma forma, muchas personas que han sido diagnosticadas con trastornos mentales se han tenido que enfrentar a esta pregunta: ¿soy o no soy? No es tanto una duda acerca del diagnóstico, sino acerca de lo que ahora podrán hacer con ese diagnóstico; es una duda que busca determinar qué tanto un trastorno mental puede definir la vida de una persona. Tal y como preguntaba mi amiga, estas personas se preguntan si la salud mental es algo que define tu vuelo, o si es simplemente una parte del mismo.
Actualmente, hay un serio problema de estigma hacia la salud mental en la sociedad. Cuando hablamos de estigma, hablamos sobre el rechazo social que sufre una persona que tiene un trastorno mental. El estigma hace referencia a todas esas situaciones que llevan a que la persona sea reconocida públicamente como “un enfermo”, y que llevan a que se vea privada de muchas de las oportunidades que el resto de personas tenemos. Cuando alguien es diagnosticado con un trastorno mental grave, o cuando tiene un “breakdown” enfrente de otras personas, o cuando se encuentra a alguien conocido en la sala de espera de la consulta, esa persona ya está en riesgo de quedar “manchada” o estigmatizada porque necesita ayud
a psicológica. Por alguna razón, la persona que en algún momento decide buscar asistencia psicológica o psiquiátrica es vista como “menos capaz” de llevar a cabo una vida funcional, ya que automáticamente es vista como más propensa a tener comportamientos erráticos, agresivos o incontrolables.
¿Cuál es el gran problema del estigma aplicado a la salud mental? Que, muchas veces, el estigma social se transforma en autoestigma, y las personas que sufren de la enfermedad mental terminan creyéndose los prejuicios que los demás tienen contra ellos. El autoestigma viene siendo aún peor, ya que disminuye la esperanza, afecta a la autoestima y al sentido de autoeficacia, y poco a poco va eliminando las creencias de recuperación. Pat Deegan (1993) resume en una frase el peligro de estas creencias: “Una vez que la persona se cree de que él o ella es una enfermedad, no queda nadie por dentro que luche en contra de la enfermedad. Si tú y la enfermedad se hacen uno, entonces ya no hay nadie dentro de ti que luchará por recuperarse, por sanarse y por reconstrui
r la vida que quieres vivir”. El problema del estigma y el autoestigma es que todos terminan creyendo que, una vez que hay un diagnóstico, el trastorno mental es el que lleva el control de la persona que lo tiene.
¿Somos o no somos? La verdad es que, la respuesta a esa pregunta es que la persona es muchísimo más que su trastorno mental. El trastorno puede ser una gran dificultad, y puede que interfiera en la calidad de vida de la persona a lo largo del tiempo; pero, eso no quita que siga siendo persona. No quita que siga teniendo sueños, aspiraciones, intelecto, talentos, capacidades… la persona, a pesar de su trastorno, puede salir adelante, y puede tener una vida llena de alegrías y de experiencias positivas.
Podría ser que durante el vuelo te lastimés las alas, y que esto te duela mucho. Puede ser que ese golpe te impida volar por un tiempo. Pero que te hayás lastimado no significa que no podés encontrar una forma de volver a usar tus alas más adelante; que hayás pasado por una dificultad emocional, o que tengás que vivir con un trastorno mental, no te impide conseguir tus sueños, lograr tus metas, y reinventar o repensar la forma en la que podés poner tus talentos y fortalezas al servicio del mundo. Quizá a raíz de esa experiencia dolorosa, hayan nuevos conocimientos y experiencias que puedan ayudarte a volar más alto, y a ayudar a los demás también.
El estigma relacionado a la salud mental es algo que, poco a poco, hay que ir cambiando en la sociedad; pero para que eso suceda es importantísimo recordar que, antes que cualquier cosa, somos personas. Es importantísimo recordar que un trastorno mental puede que nos aumente los retos, pero no nos saca del juego. Todas estas dificultades se traducen en oportunidades para conocernos, para amarnos, y para ver de qué forma podemos contribuir al mundo desde nuestra realidad y nuestra experiencia.

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