top of page
Buscar

Tu ruta, tu vuelo.

  • paorpacas
  • 10 sept 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 11 sept 2020

20.8 millones: ese es aproximadamente el número de personas en el mundo que comparten tu fecha (no tu año) de cumpleaños. ¿Qué increíble, verdad? Hace poco me crucé con esa estadística y, la verdad, me sorprendió. Hay 20.8 millones de personas que cumplen años el mismo día que yo, que celebran su día el mismo día que yo… eso es un montón de gente. ¿Qué me sorprendió más? Que aunque son 20.8 millones de personas las que nacieron el 16 de octubre en algún punto de la historia, no hay una de esas que sea igual a la otra.


En el mundo hay 7.8 billones de personas, y cada una de ellas es única: no existen “repeticiones” o copias. Cada una de ellas tiene sus genes, su personalidad, su historia, sus defectos, sus sueños… Existen altos, bajos, morenos, rubios, enojados, soñadores, tímidos, simpáticos, optimistas, despistados, artistas, ingenieros, abogados, doctores… cada uno, diferente. Y, si lo vemos de esta forma, realmente cada persona que nos cruzamos en la calle es una maravilla, porque cada una nació con el potencial de generar un cambio o crecimiento en el mundo. Vamos a repetirlo: “no hay nadie igual que yo”.


Y, aquí viene el siguiente “plot twist”: ¿Qué pasaría si te dijera que en la historia, en el tiempo, en el universo, no va a existir una persona igual que vos? ¿Te lo creerías? ¿Te reírias? Sin importar tu reacción, la verdad es que lo que digo es cierto. En el pasado, presente o futuro, jamás ha existido o va a existir alguien como vos. Somos seres irrepetibles… Quizás por eso Dios nos mandó con una huella digital, para tener un recordatorio pequeño, pero poderoso, de que Él nos soñó de forma especial a cada uno de nosotros; y, que así como Él se ilusionó con nuestra singularidad y la hizo realidad, espera que nosotros nos ilusionemos también, y además, que hagamos algo con ella.


Al ser únicos e irrepetibles, cada persona es un tesoro, una maravilla admirable, que jamás se va a volver a ver en la historia. Pero, ¿existimos sólo para encarnar esa singularidad? ¿Existimos solo para resaltar o para vernos bonitos? Pues… no; no es tan fácil la cosa porque, desde nuestra singularidad, también nace una misión, un propósito, un destino al que estamos llamados a llegar. Desde nuestra singularidad, se espera que podamos potenciar nuestras virtudes, trabajar nuestros defectos, y poner nuestros talentos al servicio del mundo y de los demás. Desde nuestra singularidad, nace el vuelo.


En distintos momentos de mi historia, me he dado cuenta como a mi papá, que es piloto de hobby, le encanta hablar de la vida como si fuera un vuelo. Me da la impresión de que, para él, el rol de los padres es enseñar a los hijos a vivir con alas: a abrirlas, moverlas, probarlas, y que, cuando estén listos, y cuando hayan descubierto hacia dónde quieren ir, darles la libertad de usarlas por sí solos y de emprender el vuelo hasta su nuevo destino. Para mi graduación del colegio, recuerdo cómo explicó que la experiencia de volar es indescriptible y especial porque te permite ver el mundo desde arriba; no necesariamente aludiendo a sentirse superior o invencible, sino que sentirse con la capacidad de admirar la belleza del mundo entero y, desde arriba, poder identificar necesidades y oportunidades para hacerlo aún más bello. Palabras sencillas, cortas, pero tan claras… no puedo sino admitir que me encantó su forma de explicar la vida y la vocación.


¿Por qué está relacionado el vuelo con la singularidad? Porqué, de personas únicas e irrepetibles, nacen experiencias únicas e irrepetibles; nacen sueños, emociones, miedos, motivaciones y proyectos únicos e irrepetibles. De esta forma, entendemos que cada persona en el mundo tendrá un vuelo diferente: tendrá sus propias alas, su ruta determinada, y su destino concreto. Ningún vuelo será mejor o peor que el otro: al final, aunque tengamos vocaciones distintas, todas tienen el potencial de contribuir al bien común de su propia forma. Es como comparar el vuelo del cóndor andino con el vuelo de un colibrí: son completamente diferentes, pero ninguno es menos valioso que el otro. Cada uno tiene su propósito concreto.


Y, pasa que cuando emprendemos vuelo, las cosas a veces se nos complican un poco. Ya “somos grandes”, volamos solos, nos han educado, y se espera que estemos lo suficientemente preparados para afrontar cualquier peligro o dificultad que se nos presente en el camino. ¿Qué pasa cuando nos trabamos, cuando nos enfrentamos ante un reto que no podemos superar? ¿Qué pasa si ese reto nos vence por un tiempo, o nos quita la motivación? ¿Qué pasa si, gracias a esa dificultad, perdemos el rumbo y nos estancamos en un mismo lugar? La realidad es que, muy probablemente esto nos va a pasar una que otra vez durante el vuelo (si es que no nos ha sucedido ya). Pero, ¡no pasa nada! Las imperfecciones, los errores y las dificultades son lo más humano que existe; y, además, son oportunidades para reflexionar y crecer hacia adentro… oportunidades para re-pensar la ruta que estábamos siguiendo y reestablecer la dirección hacia la mejor versión de nosotros mismos.


Al final, la misión no es tener un vuelo perfecto, sino un vuelo humano; entender que sentirse mal, cansarse, perderse y desmotivarse está bien, siempre y cuando sepamos volver a levantarnos y regresar a nuestra ruta de vuelo. Volare nace desde la iniciativa de acompañarte en tu vuelo, desde el sueño de crear una comunidad en la que podemos abordar esos “temas tabú” o dificultades que se nos pueden ir presentando en la ruta, y que muchas veces no sabemos cómo manejarlos por nuestra cuenta. Nace de la noción de que todos volamos rumbo al sol, hacia ese ideal que tenemos de nosotros mismos, y que por tanto se vuelve necesario conocernos, aceptarnos y amarnos tal y como somos. Volare quizás no haga que tu vuelo sea más fácil, ni más perfecto, pero te ayudará a convertir cada dificultad e imperfección en una oportunidad para apreciar y disfrutar el viaje.


 
 
 

Comments


pao.jpg

¡Hola! Gracias por visitarnos.

Espero que hayas disfrutado de esta publicación. Anímate a conocer más acerca de la persona detrás de Volare y su historia.

Que las publicaciones lleguen a ti

¡Gracias por suscribirte!

Cuéntanos que piensas

¡Gracias por tu mensaje!

© Volare by Paola Rodríguez.

bottom of page